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Momento de la veneración de la imagen en el atrio de la basílica - Foto: Cecilio A. Rabadán Castañares

La Basílica del Stmo. Cristo de Urda, “faro de luz y misericordia para todos”

JuanF Pacheco

La parroquia de san Juan Bautista de Urda ha acogido un triduo, durante los pasados días 30 de abril, 1 y 2 de mayo, en el contexto de acción de gracias por la elevación a la dignidad de basílica del santuario diocesano del Santísimo Cristo de la Vera Cruz.

Las tres celebraciones eucarísticas han estado presididas por el obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio; el arzobispo emérito de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez., quien presidía la misa en rito hispano-mozárabe, con la participación de la escolanía de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, en Madrid.

La última celebración del triduo tenía lugar el pasado 2 de mayo y fue presidida por el arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves, quien estuvo acompañado por el obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio, además del párroco y un nutrido grupo de sacerdotes. Tras la solemne Misa de acción de gracias, tuvo lugar la veneración extraordinaria de la imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, en el atrio de la Basílica.

Una amplia representación de autoridades del ámbito civil y militar se unieron a esta solemne celebración, entre ellas, el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emilio García-Page.

 

Tres claves para vivir la devoción al Santísimo Cristo de la Vera Cruz

El Arzobispo de Toledo, al comienzo de su homilía, manifestaba su satisfacción por estar en la celebración  de acción de gracias: “Me encuentro contentísimo de estar aquí, en Urda, en este santuario que ya es basílica, al que quiero tanto y que he visitado tantas veces y en el que me siento como en casa”.

Igualmente, don Francisco Cerro expuso tres claves para comprender la auténtica devoción al Santísimo Cristo de la Vera Cruz.

La primera de las claves fue señalar al Cristo de Urda como “Cristo, Buen Pastor”. Mons. Cerro subrayaba que “Cristo conoce a las ovejas”. Aprovechando el texto del evangelio dominical, también indicaba que “el texto del evangelio de hoy habla de la vid y de los sarmientos, de dar fruto; este texto encaja muy bien, aquí, en la Mancha.”

“No sabemos dónde ir sin Él porque fuera de Él no hay vida” abundó el Primado.

Don Francisco también señalaba, como segunda clave, al Cristo de Urda como “Cristo, Pescador” porque se trata “de Jesús que sale a los caminos, que busca la oveja perdida, que nunca nos deja, que expresa su amor con el perdón y la misericordia”.

La última de las tres claves, según el Arzobispo de Toledo, es contemplar al Cristo de Urda que “es manso y humilde de corazón”. Recordando a santa Teresa de Calcuta exhortaba que “solo creemos en el amor que se sacrifica por nosotros”.

En este contexto, para Mons. Cerro, la imagen del Cristo de Urda “nos recuerda la pasión de Jesús y que da su vida por nosotros”.

“La imagen del Cristo de Urda es la imagen de un Cristo cercano y sencillo”. Así concluía su homilía, además de recordar que la basílica ha de ser “un hogar, una casa de sanación; lugar de acogida, de perdón y de misericordia“.

 

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