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Mons. Braulio Rodríguez Plaza durante su alocución - Foto: Archidiócesis de Toledo

Alocución de Mons. Braulio Rodríguez Plaza en la toma de posesión de Don Francisco Cerro

Archidiócesis de Toledo

Mons. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo emérito de Toledo, ha pronunciado su alocución momentos antes de que Mons. Francisco Cerro Chaves, Arzobispo de Toledo y Primado de España, tomara posesión de su sede en la Catedral Primada.

A continuación, el texto íntegro de la alocución de Mons. Braulio Rodríguez Plaza.

 

ALOCUCIÓN DE MONS. BRAULIO RODRÍGUEZ PLAZA, ARZOBISPO EMÉRITO DE TOLEDO

Hermanos y hermanas:

Hace 10 años y 8 meses que Dios quiso enviarme, por la decisión del Papa Benedicto XVI, como vuestro Arzobispo a esta hermosa y querida Iglesia de Toledo. Ya sabía entonces que “estamos de paso” en el tiempo corto o largo del ministerio de un obispo en una Diócesis. Algo de experiencia tengo de esta realidad.

Pues bien, Dios ha querido igualmente que mi querido Hermano Monseñor Francisco Cerro Chaves sea el nuevo sucesor de los Apóstoles en Toledo, por decisión del Santo Padre Francisco. La sucesión Apostólica continua, gracias a Dios en la Diócesis Primada.

Te recibimos con amor y con los brazos abiertos como Arzobispo de Toledo, para proseguir la cadena de la sucesión en esta Archidiócesis, de tantos siglos de existencia, con tantos arzobispos insignes y tantos santos, que te servirán de ejemplo y estímulo. Tú eres el que hace el número centésimo vigésimo primero.

Pedimos al Señor que sigas siendo un Pastor de corazón grande, en una Iglesia con mucho amor de Dios, con gran dinamismo evangélico, misionero; con creatividad pastoral en sus fieles laicos, sus sacerdotes, sus consagrados, hombres y mujeres muy metidos en la entraña de esta Iglesia, abiertos al mundo que nos rodea.

Sí, querido don Francisco, se lo pedimos a Jesucristo. Tuve el honor de conocerte en Valladolid, ya desde que era Obispo de Osma-Soria y Salamanca; después, formabas parte del presbiterio de Valladolid, cuando fui arzobispo de aquella Iglesia. Tras tu servicio episcopal en la Iglesia hermana de Coria-Cáceres, prosigue aquí tu tarea de Pastor conforme al Corazón de Cristo; que acojas y te dejes acoger por estas buenas gentes toledanas y extremeñas. Tienes muchas realidades hermosas que cuidar; muchos tesoros de fe y esperanza en sus dos Seminarios, en el gran sentido de amor a la Eucaristía en sus gentes, sacerdotes, religiosos y consagrados, y los demás fieles laicos.

Conocerás el amor ingente de quienes trabajan en las Delegaciones Pastorales y de atención a los más pobres. Cuida de la familia y de los que trabajan por la familia; todo cuanto se hagas por la familia cristiana será siempre poco; exhorta a tener en cuenta a los más pobres; anima a los que se esfuerzan en la Escuela Católica y en la Escuela Pública. Los fieles laicos han despertado y quieren despertar al resto de sus hermanos con una presencia
pública sin miedos, que no olvida que la fuerza está en la gracia de Cristo y en trabajar codo con codo en grupos eclesiales, movimientos apostólicos y tantas y preciosas iniciativas de primer anuncio y de nueva evangelización.

Como bien sabes, serás el Responsable del Rito Hispano Mozárabe, ese tesoro litúrgico del Venerable Rito, que recientemente la Santa Sede ha querido distinguir con la creación de una Congregación para que esa riqueza de Toledo y de España siga viva, y no sea simplemente una curiosidad litúrgica, sino una ayuda a vivir la fe al celebrarla con la espiritualidad que contiene.

Cuida también de la piedad popular auténtica. La que vive la devoción a los santos mártires toledanos, a los santos de la Santa Iglesia. Déjate llenar del amor cercano y entrañable de tus fieles a la Santísima Virgen María, cuyas advocaciones no hace falte que te recuerde, pues tú mismo bien conoces.

Mantén el espíritu abierto a tantas Iglesia que te pedirán ayuda, sobre todo en esas partes tan queridas de Hispanoamérica, pero también en España. Las muchas vocaciones al sacerdocio que nuestros antepasados arzobispo han cuidado con primor seguirán necesitando de tu cuidado y cercanía. Pero también de esa misma cercanía tuya necesitarán las vocaciones a la vida contemplativa, a la vida religiosa y de otras personas consagradas. Pero no olvides la vocación laical, también tan necesaria. Si te ven cerca de ellos, con ellos, confiando en ellos, tendrán muchas alegrías que solo en la Iglesia se experimentan, sobre todo sus pastores.

No tengo que decirte que en Toledo se quiere a los Obispos y a los sacerdotes. Y se quiere al Papa Francisco, aquel en el que hoy vive Pedro, pues sin comunión con él nada se construye.

Por último, sabes que me tienes a tu lado para cuanto precises de mí, para ayudarte en lo que tú creas conveniente. Santa Leocadia, san Ildefonso y el Beato Cardenal Ciriaco María Sancha intercedan por ti y tu ministerio. El Señor te bendiga.

 

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