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Mons. Cerro durante el momento penitencial de la ceremonia, en el baptisterio de la Catedral Primada - Foto: ArchiToledo

Apertura de la fase diocesana del Sínodo: “¡Nada de desaliento, de desánimo y de desconfianza!”

JuanF Pacheco / Archidiócesis de Toledo

A las seis de esta tarde de este domingo, en al baptisterio de la Catedral Primada, ha dado comienzo la celebración de apertura de la fase diocesana de la Asamblea del Sínodo de los Obispos, que ha convocado el Papa Francisco, y que se celebrará en El Vaticano en octubre del año 2023. Con esta convocatoria, «el Papa Francisco invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad, un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia» .

La celebración ha sido presidida por el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves, junto al que han concelebrado el arzobispo emérito, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, el obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro, y más de un centenar de sacerdotes de la archidiócesis. Además, en la celebración se ha anunciado que la colecta realizada se destinará a ayudar a los damnificados por la erupción del volcán en la isla de La Palma, a través de Cáritas Diocesana.

 

Vista general del presbiterio durante la celebración eucarística – Foto: ArchiToledo

 

Acto penitencial

La celebración ha comenzado en el baptisterio del templo primado, donde, tal y como anunció don Francisco Cerro, se ha celebrado el acto penitencial, en el que se ha pedido perdón a Dios «por los pecados del Pueblo de Dios, sacerdotes, vida consagrada y laicos, y las negligencias en el cuidado y respeto del templo». También se ha pedido perdón «por las faltas de docilidad y comunión con el Santo Padre y el Colegio de los sucesores de los Apóstoles; por los pecados contra la unidad y la comunión en la Iglesia, por las críticas destructivas, intencionadas o inconscientes y superficiales».

Además, todos los asistentes han pedido perdón al Señor «por todas las opresiones, injusticias, violencia que atentan contra la libertad y los derechos del hombre en el plano político, social, laboral y familiar», y por «las inmoralidades y corrupciones que condicionan y empujan al individuo a una degradación moral o física, disuelven los vínculos familiares y desenfocan los verdaderos valores de la vida». Finalmente, se ha pedido perdón «por los escándalos y por los abusos a las personas vulnerables».

Tras el acto penitencial y la profesión de fe, la celebración ha continuado en el altar del templo primado ubicado delante de la Puerta de los Leones.

 

Participación masiva en la celebración en la Catedral Primada

 

Llamada a la comunión y a la participación con tres claves, en unión con el Papa Francisco

Mons. Cerro, al comienzo de su homilía ha subrayado que “nos unimos a toda la Iglesia universal que con el papa Francisco nos ha convocado a esta realidad. Nosotros lo hacemos, como se hace en todos los sínodos, pidiendo perdón, arrepintiéndonos de  nuestros pecados y viviendo en esa clave fundamental de conversión”.

El Arzobispo de Toledo ha explicado el sentido de la conversión indicando que se trata de “volver la mirada una y otra vez a Cristo. Nadie está convertido totalmente. Todos estamos necesitados en nuestra vida de cambiar el corazón.”

A continuación, el prelado ha glosado el texto evangélico que se ha proclamado en la liturgia de la Palabra, el de los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35). Para ello se ha servido de tres claves que “nos ha dado el papa Francisco” ha indicado Mons. Cerro subrayando que él presenta el mismo esquema del Santo Padre.

La primera de las claves que Mons. Cerro ha presentado ha sido la comunión subrayando e insistiendo que “no habrá comunión mientras no vivamos unidos a Cristo y todas las dificultades y problemas que tengamos los solucionaremos juntos, si miramos a Jesucristo; como nos repite continuamente el Papa Francisco”.

En este sentido, ha abundado que “los discípulos de Emaús, tras salir del cenáculo,  representan a la Iglesia que quiere estar en salida, que quiere ir a los pobres, a los que sufren; van caminando pero han cometido un error. No deberían dejar esa comunión plena con la Iglesia que se realiza en el cenáculo, donde está la Eucaristía, el perdón de los pecados, donde está María y donde está Pedro, donde están los apóstoles.”

En palabras del Primado, los discípulos de Emaús hacían una “experiencia de desaliento”. Y ha insistido que las “tres letras d más peligrosas de la vida cristiana son la del desaliento, la del desánimo y la de la desconfianza”. A continuación ha exclamado: “¡Nada de desaliento, nada de desánimo y nada de desconfianza porque sabemos de quien nos hemos fiado, que es el Señor. Y Él nunca nos falla”.

Seguidamente, el Arzobispo de Toledo ha presentado la segunda clave: la participación. Mons. Cerro ha indicado que los de Emaús “proclaman el kerigma pero no lo hacen completo porque se quedan en la cruz y el sufrimiento y no pasan al gozo y a la alegría de la resurrección. A los que aman a Dios todo les sirve para su bien.” Y querido recordar una frase del P. Jean-Baptiste Henri Lacordaire, OP: “Si quieres ser feliz toda tu vida, perdona”.

Ha insistido don Francisco: “La mayor expresión del amor es vivir con el corazón que perdona. La persona que perdona es la persona que más ama. La persona que no perdona ama poco, no ama casi nada

La tercera clave propuesta por el Arzobispo de Toledo ha sido reflexionar cómo Jesús nos sitúa en esta Iglesia “con sus problemas y dificultades”. Y en este sentido ha subrayado, parafraseando las palabras del Evangelio: “Todo lo que ocurre en nuestra vida era necesario para entrar en su gloria“.

Mons. Cerro ha indicado y deseado que “seamos capaces de vivir este sínodo que nos convoca el Papa y posteriormente comenzar nuestro Sínodo diocesano con esos tres grandes subrayados: los laicos, la vida consagrada y los sacerdotes.”

Ha concluido su homilía pidiendo “que el Señor se quede con nosotros; que aliente nuestra conversión, nuestra purificación, nuestra penitencia para que salgamos con una vida nueva a la que el Señor nos llama“.

 

Dos religiosas auxiliares parroquiales han comenzado encendiendo las velas ante el icono de la V. de Częstochowa / Foto: ArchiToledo

 

El signo de la misión

Tras la homilía, la Eucaristía continuaba según las directrices marcadas por la Santa Sede y por la Conferencia Episcopal Española para esta celebración. Así, un representante de cada uno de los arciprestazgos de la archidiócesis ha depositado una lámpara encendida ante el icono de la Virgen de Częstochowa. Un total de 273 velas han representado a cada una de las parroquias que conforman la archidiócesis de Toledo.

La celebración concluía con la entrega, como signo de la misión, de cada vela a las diferentes parroquias. Cada una de estas luminarias permanecerán encendidas en todos los actos parroquiales preparatorios del camino sinodal.

 

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