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La Archidiócesis de Toledo despedía, este sábado 24 de mayo, al sacerdote D. Juan Manuel Uceta Renilla, quien fallecía el día anterior a la edad de 52 años.  Este sacerdote recibía la ordenación sacerdotal el 28 de septiembre de 1996 y ha ejercido su ministerio en diferentes parroquias de la Archidiócesis: la parroquia toledana de santo Tomé, la de Choza de Canales y la de santa María de Benquerencia, en el barrio del polígono de Toledo.

Igualmente era delegado diocesano de Relaciones Interconfesionales y profesor del Instituto Teológico “San Ildefonso” y en el Instituto de Ciencias Religiosas “Santa María de Toledo”.

La celebración exequial tenía lugar en la toledana parroquia de san Julián y fue presidida por el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves, quien transmitía los mensajes de pésame de otros prelados como el arzobispo emérito de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez; del obispo emérito de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández; ; del obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio y del obispo auxiliar de Toledo, Mons. Francisco César García

La capilla diocesana y el grupo de jóvenes “Hakuna” ofrecieron el acompañamiento musical de la celebración exequial.

 

Esta tarde he presidido en la Parroquia de San Julián el multitudinario funeral por Juan Manuel Uceta, sacerdote diocesano fallecido a los 52 años. El Cristo del abrazo, que él donó al Hospital Universitario de Toledo, refleja su fe, su entrega y su confianza en Dios. pic.twitter.com/c7LOsjsvyK

— ✙ Francisco Cerro Chaves (@Obispofcerro) May 24, 2025

“Sacerdote que se abraza a la infinita misericordia del Corazón del Señor”

Alrededor de 100 sacerdotes quisieron acompañar a Mons. Cerro en la concelebración eucarística. El prelado recordaba los inicios de su amistad con Juan Manuel, trayendo a la memoria sus inicios en “los grupos de Getsemaní, donde lo veíamos componiendo canciones para las horas santas”.

Don Francisco ha evocado el regalo que el finado realizaba a la capilla del Hospital Universitario de Toledo, la imagen de san Francisco de Asís, abrazando a Cristo crucificado, “es la imagen del sacerdote herido, que se abraza a la infinita misericordia del Corazón del Señor“.

“Juan Manuel nunca perdió el sentido de humor ni el sentido de la alegría, ni siquiera en los momentos de lucha de su enfermedad”. Así ha resaltado Mons. Cerro los momentos de entrega del finado.

También don Francisco traía a la memoria los viajes realizados a Fátima, con Juan Manuel Uceta, para vivir unos días de retiro y aprovechaba para subrayar “su sacerdocio vivido muy mariano“. Otro de los aspectos que quiso enfatizar fue su trabajo como delegado diocesano de Relaciones Interconfesionales y “la cantidad de cosas que hemos sacado juntos en el diálogo con los judíos”.

Don Francisco ha manifestado el sentido pésame por la pérdida de Juan Manuel, orando por su eterno descanso y recordando su  “sacerdocio profundamente entregado, vivido en la entrega humilde y sencilla por donde ha pasado”.

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