El Arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, dedica su escrito semanal a la Inmaculada Concepción, fiesta que hoy celebramos.
Don Braulio ha querido enlazar este tiempo litúrgico del Adviento con la fiesta mariana: “La concepción purísima de María es el pregón que proclama tan buena noticia: ¡El Verbo de Dios se hace hombre! ¡Se ha hecho carne!
Éste era el comienzo del tiempo nuevo: la encarnación del Hijo de Dios.”
El Primado dedica una profundo reflexión a este misterio de fe, la concepción inmaculada de la Madre de Dios: “María es la señal de la salvación que Dios quiere para sus hijos. En Ella ha triunfado el bien. La humildad ha sido más fuerte que el orgullo. La generosidad de Dios es siempre más grande que el olvido de los hombres y mujeres para agradecer los favores de Dios.”
Elegida y llena de gracia
Igualmente, Mons. Rodríguez Plaza explica el sentido y significado de la fiesta de hoy: “Por singular privilegio de Dios, y en virtud de los méritos de Jesucristo, la Inmaculada Virgen María fue preservada, antes de su concepción, de toda mancha de pecado original. Este es el misterio que celebramos. Este es el dogma en el que creemos. Elegida y llena de gracia, María es luz que va guiando, con su ejemplo e intercesión, al pueblo que camina entre los trabajos de este mundo y los consuelos de Dios. A Ella nos acogemos. Bajo su amparo vivimos. A Ella le suplicamos. Con Ella confiamos alcanzar las promesas del Señor Jesucristo.”
María es garantía de esperanza
Y también apunta, el Arzobispo de Toledo, hacia la esperanza que trae María en nuestras vidas: “El bien ha vencido a cualquier mal. Cristo es la luz y María la lámpara que anuncia ese día resplandeciente completamente nuevo. Por eso la Concepción Inmaculada de María es garantía de esperanza, aval que ofrece la seguridad de que el pecado no trae la felicidad y ha sido vencido. Hace falta, pues, que sintamos que es necesario luchar contra el pecado, y no ser cristianos mediocres que pensemos que no tiene importancia esa lucha.”
Mons. Rodríguez Plaza concluye acudiendo a la intercesión de la Inmaculada Concepción: “Que Ella nos prepare para este tiempo nuevo, en la conmemoración de su primera venida, preparándonos para la última venida. El encuentro con Cristo es posible: Santa María siempre Virgen lo hace posible en Navidad.”
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