D. Juan José López Fabuel, desde septiembre de 2021, ejerce como delegado diocesano de Catequesis. Tras la pérdida del papa Francisco, ha querido recordar la faceta del Santo Padre en relación a la transmisión de la fe.
La persona y el magisterio del Papa Francisco podríamos decir que ha sido para dar a conocer a tiempo y destiempo lo esencial del evangelio: el amor de Dios. Serán muchas las consideraciones y valoraciones que se harán de este siervo bueno y fiel. La que a mí me gustaría subrayar es la del Papa de los niños y de la catequesis.
La catequesis no es sólo para la realidad infantil porque es una acción evangelizadora constante y continua de la misión de la Iglesia. Pero la catequesis como el eco de la pascua, del acontecimiento del Resucitado, ha de ser una vivencia profunda de Dios en la vida de las personas, que comienza en la más tierna infancia. El modo de realizar la catequesis, el Papa Francisco, nos lo ha transmitido como una acción de sencillez. Por eso, la catequesis y los niños en el Papa Francisco son realidades indisolublemente unidas porque tienen que ver con una obra de amor para los pequeños.
En el congreso Internacional de Catequesis, un 10 de septiembre de 2022, en Roma, rodeado de catequistas, totalmente iluminado nos decía: “No os canséis nunca de ser catequistas. No de “dar la clase” de catequesis. La catequesis no puede ser como una hora de clase, sino que es una experiencia viva de la fe que cada uno de nosotros siente el deseo de transmitir a las nuevas generaciones”.
Este es uno de los legados del Papa Francisco para la catequesis hoy: expresión y manifestación de vida, de no dejar indiferente a nadie. En cada catequesis que él realizaba nos transmitía que algo estaba pasando. Sus intervenciones creaban un diálogo interior en cada uno. Lo que se pone en juego en cada catequesis, en cada acción evangelizadora es: “ir al encuentro de Jesucristo y permitir que Él crezca en nosotros”. Así lo expresó en tantos momentos. Y esto será necesario y muy importante para una catequesis nueva en nuestras parroquias y realidades eclesiales.
Fue, para mí, un signo muy profético la I Jornada Mundial de niños que convocó el año pasado el Papa Francisco y que fue continuidad de encuentros que tuvo con niños en el que le hacían preguntas. Me parece que este encuentro fue como una expresión de su testamento: Hemos de escuchar, la vida se alimenta recibiéndola desde lo pequeño, los pequeños. Aún recuerdo cómo en ese acontecimiento él comenzó su discurso diciendo: “Lo conseguimos, lo conseguimos”. Son expresiones de un padre que celebra los encuentros y los momentos de convivencia con los que quiere mucho.
Querido Papa Francisco, son muchos los retos y preocupaciones que tenemos hoy en nuestra evangelización y catequesis. Es un momento en el que nuestras catequesis pueden parecer acciones estériles y nuestros catequistas se pueden sentir ineficaces. Pero usted nos ha recordado, en tantos momentos, y nos ha manifestado que estamos en camino, que somos discípulos misioneros y que nuestras misiones no son algo estático, sino que ha de ser vivida en lucha espiritual de amor. ¡Gracias y rece por nosotros!
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