En la iglesia de San Juan Bautista de Consuegra, el Arzobispo de Toledo, don Francisco Cerro Chaves, presidió en la tarde de ayer una misa de funeral por todos los fallecidos en accidentes laborales en la Archidiócesis de Toledo durante el año 2024. Con esta eucaristía se ha querido poner rostro y nombre a quienes han perdido la vida en el desempeño de su trabajo, recordando que “la Iglesia siempre está del lado de la vida y del trabajo digno, y nunca se cansa de acompañar”.
En la misa, convocada por la delegación diocesana de Pastoral del Trabajo, concelebraron el delegado episcopal, D. Miguel Andrés Llorca, el párroco de Consuegra, José Manuel Pastrana, y otros sacerdotes de la localidad. El coro parroquial acompañó esta celebración, que reunió a fieles, familiares y representantes de organizaciones eclesiales comprometidas con el mundo obrero, como Cáritas Diocesana, el equipo diocesano de Pastoral del Trabajo y la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).
No son cifras
En la misa se ha rogado por cada una de las personas fallecidas en accidente laboral en la archidiócesis durante el pasado año, destacando de forma especial los nombres de José Antonio e Ignacio, dos casos que han conmovido a la comunidad de Consuegra.
José Antonio, un joven de tan solo 28 años, perdió la vida en un accidente laboral en Los Yébenes. Forma ba parte de la parroquia de Consuegra y su muerte ha dejado una profunda huella entre los jóvenes de la comunidad. Ignacio, profesor muy querido del instituto de la localidad, falleció en un accidente “in itinere”, cuando viajaba desde Miguelturra a Consuegra para ejercer su vocación docente.
“No son cifras, son personas. No son estadísticas, son familias rotas por el dolor”, ha recordado el delegado episcopal de pastoral del trabajo, Miguel Andrés Llorca, quien ha insistido en la urgencia de “nombrar a los fallecidos, conocer sus historias y acompañar con misericordia a sus familias, como parte esencial de la misión de la Iglesia”.
Una realidad silenciada
La Delegación de Pastoral del Trabajo continúa trabajando en el acompañamiento pastoral y emocional de las familias afectadas, tejiendo una red de solidaridad con las parroquias, movimientos obreros y entidades sociales. “El Evangelio del trabajo también pasa por llorar con los que lloran y luchar por transformar las condiciones laborales desde la justicia y el amor”, ha concluido Llorca.
Esta misa de funeral celebrada en Consuegra se enmarca en la labor de sensibilización y denuncia que la Archidiócesis de Toledo realiza ante la lacra de los accidentes laborales, con el firme compromiso de que cada fallecido sea recordado y dignificado más allá del frío dato estadístico.
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