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Jornada de retiro en la Casa Diocesana Contemplativa de Rinconada de Tajo

Archidiócesis de Toledo

La Delegación de Apostolado Seglar de la Archidiócesis de Toledo celebró el pasado 18 de marzo, en la Casa Diocesana Contemplativa de la Rinconada del Tajo una jornada de retiro y de trabajo para presidentes, responsables y consiliarios de movimientos y asociaciones, junto a los miembros del Equipo de Trabajo del PostCongreso de Laicos y del Equipo de la Delegación.

El vicario episcopal de Laicos, Familia y Vida, don Enrique del Álamo, en la meditación titulada “Un Pueblo unido en la Misión”, manifestó que en “el apostolado, la fe y la obediencia son indispensables”, y citando a San Juan Crisóstomo recordó que “Dios no necesita de nuestro trabajo sino de nuestra obediencia”. También animó a todos los presentes en el retiro a “remar mar adentro”, sabiendo que “el Señor nos llama a ser apóstoles en medio del mundo, el Señor nos anima y nos urge a trabajar con Él”.

Concluyó su exposición indicando que “somos un pueblo unido en la misión, y que no estamos solos. Estamos con Jesús y somos envidados por Él”.
Después de la Eucaristía, en la que también estuvo presente don Áureo Matesanz, director de la Casa Contemplativa, se rezó el rosario por las vocaciones al sacerdocio, con motivo del Día del Seminario; y por la tarde tuvo lugar la reunión de trabajo para reflexionar sobre el Documento “Nuevos Frutos para un Pueblo de Dios en Camino”, en el que todos los presentes realizaron un discernimiento, siguiendo el Reconocer, Interpretar, y Elegir, sobre el primer anuncio.

 

Anuncio del kerigma

En este encuentro se reflexionó de manera personal sobre preguntas relacionadas a ¿Cómo está mi vida orientada a anunciar a Jesucristo? ¿O cómo acompañamos y nos sentimos acompañados en nuestra responsabilidad de anunciar el kerigma? o ¿Cuáles son los pasos para comprometerse a dar, tanto personal como comunitariamente, para avanzar hacia una comunidad que anuncia a Jesucristo?

También se ofreció a los asistentes el discurso del Papa Francisco con motivo de la clausura del Congreso promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, celebrado el pasado mes de febrero, en el que el Pontífice recuerda que “los fieles laicos no son ‘invitados’ en la Iglesia, están en su casa, por lo que están llamados a cuidar de su propia casa. Los laicos, y especialmente las mujeres, deben ser más valorados en sus competencias y en sus dones humanos y espirituales para la vida de las parroquias y de las diócesis”.

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