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La Madre Mª Evangelista ya es Venerable. El Arzobispo de Toledo preside la Acción de Gracias

Archidiócesis de Toledo

El monasterio cisterciense de la Santa Cruz, en Casarrubios del Monte, acogía este sábado, 29 de noviembre, la celebración eucarística en acción de gracias con motivo de la proclamación, por parte de León XIV, como Venerable, de la sierva de dios, Madre María Evangelista Quintero Malfaz, fundadora del citado monasterio. La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves.

Junto al párroco de la localidad, D. Miguel Ángel Díez Madroñero, concelebraba el postulador de la orden cisterciense, P. Pierdomenico Volpi y varios sacerdotes.

El Arzobispo en su homilía citaba las virtudes de tres personajes del Antiguo y del Nuevo Testamento -los Profetas, San Juan Bautista y la Virgen María- uniendo las virtudes peculiares de estos tres personajes a la sierva de Dios, la Venerable Madre María Evangelista.

En el decreto sobre las virtudes de la sierva de Dios, aprobado por el Papa se recoge lo siguiente: “Los rasgos particulares de su figura (de la sierva de Dios) se encuentran en su vida de oración y en la asidua experiencia unitiva, que hizo de ella una contemplativa según los dictámenes de la carta Caritatis, texto base de la orden cisterciense, junto a la regla de san Benito. Constantemente inmersa en la contemplación del misterio trinitario, puso en el sentido de la filiación divina, en Cristo, el fundamento de su vida monástica en la cual la fortaleza de la fe y la prontitud en la caridad se unen armónicamente con el abandono filial al Padre”.

 

Representación de las órdenes cisterciense y benedictina

En el acto se encontraba la Madre Presidente de la Congregación Cisterciense de Castilla, Sor Eugenia de Pablo Esteban; la abadesa del monasterio vallisoletano de San Joaquín y Santa Ana , Madre María Teresa de Antonio Peña, con algunas religiosas de este convento, donde la venerable sierva de Dios permaneció antes de fundar el monasterio de Casarrubios del Monte.  Igualmente hacía acto de presencia la abadesa y algunas monjas del monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo de la congregación cisterciense de Castilla, la Madre María Thomas Kudiyiricka, acompañadas por algunas monjas del toledano monasterio de San Clemente, de la congregación cisterciense de san Bernardo en España.

Desde el priorato madrileño de Monserrat, ubicado en la calle san Bernardo, se unían dos monjes, los padres benedictinos José María Ruíz y Alfredo Simón. De esta manera se manifestaba “la gran unión y fraternidad que existe entre la orden benedictina y la orden cisterciense”. Así lo explican desde el monasterio de Casarrubios.

La celebración terminó con el canto de la Salve cisterciense. Siguió una merienda para todos los participantes.

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