Don Francisco Cerro, Arzobispo de Toledo, dedica su carta dominical del 18 de mayo al orden de las Vírgenes Consagradas, de quienes dice “tienen un recorrido que, poco a poco, se va consolidando” y que en la actualidad son “cerca de una decena“.
El prelado afirma que son “mujeres que se sienten llamadas y que después de un largo proceso de formación, piden al Obispo que las consagre con el velo de la Virgen en la catedral”. Igualmente subraya que desde su experiencia pastoral en Valladolid “no solo he valorado siempre la forma más antigua de consagración, sino que siempre la he ofrecido y presentado como una verdadera gracia para toda la Iglesia y para las diócesis donde existen vírgenes consagradas”.
Tres afirmaciones de esta singular vocación
El Arzobispo de Toledo propone tres afirmaciones que esta vocación específica invita a vivir.
Primeramente recuerda que se trata de una “vocación preciosa y precisa recogida en el «Ordo Virginis»”. En este sentido recuerda que entregan su vida “en medio del mundo y no en la mundanidad“.
Seguidamente, Mons. Cerro apunta que estas mujeres “se han experimentado amadas de un modo único y únicamente pueden responder a tanto Amor con la entrega de su vida“. De ahí que afirme que “entregan lo indiviso del corazón, aquello que solo se puede dar a una persona y que es un amor esponsal”.
Por último, el prelado reseña que esta vocación “conecta con la tradición de la Iglesia y con la sintonía de tantos hombres y mujeres que han consagrado virginalmente su vida al Amor de los amores, que llena plenamente el corazón”.
El texto completo del escrito dominical está disponible en este enlace.
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