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“Libertad para cursar Religion: más que un derecho, una necesidad”

La plataforma “Libres para Educar” ha lanzado un nuevo artículo de opinión. Esta plataforma “es una iniciativa inspirada por las cinco Diócesis de la Provincia Eclesiástica de Toledo e integrada por padres y madres, maestros y profesores, que tiene como finalidad dar a conocer a padres, profesores, alumnos y, en general, a toda la sociedad, las implicaciones derivadas del derecho fundamental a la educación” tal como explican desde la propia institución.

Compartimos el artículo dedicado al derecho para cursar la asignatura de Religión

 

LIBERTAD PARA CURSAR RELIGIÓN (2)
MÁS QUE UN DERECHO; UNA NECESIDAD

Mucho se está hablando y escribiendo de la enseñanza de la religión en los centros educativos de nuestro país. Eso es bueno; algo de lo que no se habla o escribe, está muerto o denostado. Que la polémica esté servida quiere decir que hay interés por el tema. Que los católicos dejemos un poco al lado ese espíritu conformista y sufridor y luchemos por defender nuestros derechos, es tan necesario como esperanzador.

Si nos centramos en el aspecto de los derechos, se puede y debe decir que la impartición de la religión católica dentro de nuestro sistema educativo, es algo amparado por las leyes, los acuerdos Iglesia-Estado y la misma Constitución. Hacer caso omiso de ello es algo inconstitucional; se mire como se mire.

Los padres tenemos el derecho de exigir que, en nuestros colegios e institutos se eduque a nuestros hijos en la Fe y en la Moral acorde con nuestras convicciones morales y religiosas. El Estado no tiene derecho de imponer nada a nadie. ¡Ojo! El Estado no tiene derechos; son las personas que forman esta nación las que tiene los derechos. El Estado solo debe regular, articular y ser garante de que las personas gocemos de los derechos que entre todos nos hemos concedido y ganado. Los gobiernos no mandan e imponen; los gobiernos sirven a sus gentes. Si entendiéramos bien lo que implica la palabra “servicio” no se estarían cometiendo los atropellos que estamos viendo en los últimos años.

Ahondando en esta cuestión, también podemos decir que el Estado, representado por su poder Ejecutivo y Legislativo, está obligado a escuchar al pueblo al que dice servir, y legislar de acuerdo con sus necesidades. Esta capacidad de escucha de los poderes del Estado, se va perdiendo conforme nuestra democracia se va haciendo mayor. Será por aquello de que; según envejecemos, lo primero que se pierde es el oído. Con la excusa de servir al bien ajeno el estado legisla sin escuchar. Volvemos a formas de gobierno que nos recuerdan al pasado cuando se decía “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Hacer oídos sordos a la necesidad de una formación religiosa y moral de nuestros hijos, es privarles de una parte esencial de su persona. La enseñanza en un centro educativo, no debe limitarse a una instrucción meramente cultural. La enseñanza de la lengua, matemáticas, las ciencias y los idiomas es, sin duda, algo importantísimo para el futuro de un país, pero no lo es menos la educación en los valores de: respeto, colaboración, transcendencia, amor, perdón, esperanza y fe en Dios. Valores que nos inculca la enseñanza de la religión católica y en la que está basado nuestro sistema occidental de convivencia.

En nuestro país, el 68,5% de la población, se declaran católicos, si bien muchos de ellos no son practicantes, pero en algunos momentos de sus vidas vuelven su mirada hacia la Iglesia. Hay voces que se empeñan en decir a los cuatro vientos que la Iglesia católica está en decadencia entre la población y con ese argumento sostienen que por ello, hay que desplazarla en el sistema educativo. No es cierto. Según el dato anterior la Iglesia Católica sigue estando muy presente entre los españoles. Y aunque así fuera, no es un argumento válido, pues, en este país, bien que se escucha a las minorías cuando conviene.

El sistema educativo español, también el de los países occidentales, NECESITA de la enseñanza de la religión católica en sus colegios, institutos y universidades. Una enseñanza integral que apueste por la persona en su totalidad y no vista desde su eficiencia intelectual, necesita de los valores cristianos, que no solo se aprenden sino que se llevan a la práctica día a día. Impartidos por docentes preparados tanto en lo intelectual como en su estilo de vida. Para los que la “Persona” física y espiritualmente, son el centro de la creación.

Si no se tiene esto en cuenta, en unos años, sufriremos las consecuencias. Realmente parece que las estamos sufriendo ya.

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