La Catedral Primada ha acogido, este domingo 6 de julio, la solemne concelebración eucarística con motivo de la ordenación sacerdotal de siete nuevos presbíteros y nueve diáconos, todos ellos alumnos del Seminario Mayor “San Ildefonso”.
Mons. Francisco Cerro Chaves, Arzobispo de Toledo, presidía la Misa, acompañado por el obispo auxiliar y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Francisco César García Magán; además del arzobispo emérito, Mons. Braulio Rodríguez Plaza. Igualmente, participaba en la celebración eucarística el Nuncio Apostólico en Mozambique, Mons. Luis Miguel Muñoz Cárdaba.
El grupo que conforma los neo-presbíteros está formado por: Adrián Bujaldón Berruezo; Pablo Carralero Cuesta; Samuel Crespo Gómez-Escalonilla; Darío de la Encina Gómez; Ángel Luis Izquierdo Mínguez; Ángel Márquez Fernández; Juan Pablo Martín Moreno.
Por otro lado son nueve los seminaristas que han recibido el diaconado: Pedro Pablo Aguilar Alonso; José Manuel Barbero Hernández; Álvaro José García Cortés; Ángel José García Cortés; Roberto Gutiérrez López; Alejandro Montes Pérez; Sergio Onrubia García-Caro; Santiago Zabalegui Ibero; y Thierry Ndayishimiye, de la diócesis de Gitega (Burundi).
Sacerdotes santos, sabios y sanos
Mons. Cerro, en su homilía, ha manifestado el gran júbilo que siente por estas ordenaciones porque “la alegría más grande de un obispo es esto que estamos contemplando hoy en esta catedral”.
Seguidamente el prelado ha expuesto el perfil del sacerdote “de lo que tiene que ser un sacerdote hoy”. Primeramente ha subrayado la importancia de la santidad en la vida del sacerdote y parafraseando a san Bernardo ha exhortado: “El único error que hay en la vida es no ser santo”.
En segundo lugar, don Francisco ha pedido que el sacerdote “ha de ser sabio (…) con la sabiduría del Evangelio”. En este sentido ha recalcado que esto lo consigue “quien ha gustado a Dios (…) por eso el que quiera ser sabio tendrá que mirar mucho a la Eucaristía; tendrá que dedicar tiempo a la oración diaria, contemplando al amor de los amores”.
Como última pauta, el Arzobispo de Toledo ha indicado que el sacerdote “ha de ser “sano físicamente y sano psicológicamente”. De ahí que haya exhortado a los neo sacerdotes: “Que viváis lo que el mundo día está esperando de un sacerdote, que es sobre todo que sea pastor, que hable del amor de Dios, que sea padre y que sea comprensivo, que sea firme, pero con misericordia”.
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