La comunidad educativa del colegio “Cristo Rey y san Rafael” de la localidad pacense de Talarrubias y arcirpestazgo de Puebla de Alcocer ha celebrado, en el Real Monasterio de Guadalupe, los 150 años de la fundación de la congregación religiosa “Hijas de Cristo Rey”. Lo ha hecho con una Eucaristía de acción de gracias presidida por el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves.
Fue en 1876 cuando el venerable siervo de Dios, José Gras, decide fundar el Instituto de Hijas de Cristo Rey. “Su sueño era que por medio de los colegios, tanto Hijas de Cristo Rey, como más tarde, laicos, además de enseñar toda clase de saberes, inculcaran los valores humanos y cristianos que toda persona debe tener para ser feliz y lograr así sus propios sueños”. Así lo explica Mayte Cabanillas, de la comunidad educativa de Talarrubias.
Participaron alumnos, religiosas de la congregación, educadores y antiguas alumnas que “fue un testimonio vivo del reinado de Cristo en la historia, en las familias y en los corazones de Talarrubias”. Así lo explican desde el propio centro educativo.
150 años de las “Hijas de Cristo Rey”
Hace siglo y medio, el venerable siervo de Dios, José Gras y Granollers, movido por la voz de Dios y el deseo ardiente de proclamar el reinado de Jesucristo, fundó una familia religiosa destinada a hacer reinar a Cristo en las familias y en la sociedad a través de la educación de niños y jóvenes.
Ese carisma, nacido del Espíritu Santo, llegó a Talarrubias hace ya 96 años, en 1929, cuando las primeras seis Hijas de Cristo Rey arribaron al pueblo con alegría misionera y entrega total. Desde entonces, las religiosas han sido presencia constante de fe, ternura y compromiso, educando a generaciones enteras no solo en el conocimiento académico, sino en los valores del Evangelio, sembrando esperanza .
“Gracias, Señor, por cada una de esas madres que han pasado por nuestras aulas, nuestros patios, nuestras casas y nuestros corazones”, se proclamó durante la Eucaristía presidida por Mons. Cerro, en un emotivo gesto de gratitud que resonó profundamente en todos los participantes.
Igualmente, se compartieron testimonios de antiguos alumnos que recordaron la labor de esta familia religiosa en Talarrubias. “Aunque las religiosas ya no están físicamente presentes, su legado permanece vivo en la oración y en el cariño de un pueblo que las reconoce como parte de su historia y de su identidad cristiana”. Así resumen desde la dirección del colegio talarrubiense.
Mayte Cabanillas, docente en el centro educativo, subraya lo siguiente: “Este aniversario no es solo una mirada al pasado, sino una llamada a continuar la misión. La presencia de las Hijas de Cristo Rey ha sido y sigue siendo signo del amor de Dios que se hace cercano a través de la educación, el testimonio y la entrega generosa”.
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